Nuestro cerebro y el cambio climático

"Para entender la paradoja de nuestra inactividad en este problema del cambio climático que mira hacia afuera y a escala global, necesitamos mirar hacia adentro, hacia cómo funcionan nuestros cerebros. Dentro de estas percepciones se encuentra el potencial de cambio y algunos motivos de esperanza".

ANN-CHRISTINE DUHAIME, NEUROCIRUJANA Y AUTORA DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE HARVARD

Big Eared Opossum

El cambio climático representa el desafío más apremiante de nuestro tiempo, que exige una acción urgente y coordinada por parte de los gobiernos, las empresas y los individuos por igual.
Abordar este complejo problema requiere una comprensión no solo de los aspectos científicos y tecnológicos, sino también de los comportamientos humanos y los factores psicológicos que impulsan nuestras respuestas a la crisis.

La crisis climática no es solo un problema ambiental abstracto, es profundamente personal. Pero para abordarlo de manera efectiva, debemos comprender cómo nuestras mentes procesan, reaccionan y se comprometen con este desafío global.
Surgen varias preguntas clave: ¿Cómo percibimos los obstáculos para la acción climática?
¿De qué manera esas percepciones dan forma a nuestra acción o inacción?
¿Cuál es el papel de las emociones en la comunicación de la realidad de nuestra situación colectiva?
Y dada la creciente evidencia de que la crisis climática está afectando nuestra salud mental, ¿se pueden utilizar los conocimientos psicológicos para fomentar respuestas positivas a nivel individual, comunitario y sistémico?

El cambio de comportamiento es un componente crítico de esta discusión, pero debe verse en un contexto más amplio.
Las acciones individuales deben complementarse y facilitarse con transformaciones a nivel del sistema, desde la industria, la política hasta la educación.
Un público bien informado es clave para impulsar estos cambios, pero la transmisión de información por sí sola no es suficiente.
Esta sección tiene como objetivo disipar la visión binaria prevaleciente de la acción individual frente al cambio sistémico, abogando por un enfoque más holístico.

Una comunicación climática eficaz puede ayudarnos a cerrar la brecha que a menudo se destaca entre la conciencia y la acción, así como entre la acción personal y los cambios sistémicos más amplios.
Para comprender el poder de la comunicación, debemos comprender la naturaleza interconectada de las creencias individuales, los valores sociales y los sistemas generales en los que se encuentran.
La psicología desempeña un papel fundamental a la hora de explicar nuestras respuestas a la crisis climática, pero también de dar forma a los caminos hacia un futuro más sostenible y resiliente.
Al conectar los puntos entre la mente humana, la sociedad y el entorno en el que estamos inmersos, podemos utilizar los conocimientos psicológicos para dar forma a una acción significativa contra el cambio climático.

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La psicología del cambio climático

La acción sobre el cambio climático comienza y termina con la comprensión de cómo percibimos este desafío global y su importancia para nuestras propias vidas.
El trabajo seminal de la psicóloga y experta en comunicación climática Per Espen Stoknes, Lo que pensamos cuando intentamos no pensar en el calentamiento global, examina las dimensiones psicológicas que subyacen a la inacción colectiva sobre el cambio climático.

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