Por qué centrarse en esto: No es sólo el cambio climático

"No es el cambio climático, es el cambio de todo".

MARGARET ATWOOD, POETA Y NOVELISTA

Daucus Carota

La preocupación por el cambio climático está en su punto más alto: Según una encuesta de 2022, el 77% de las personas de todo el mundo están preocupadas por el cambio climático, y el 71% cree que debemos tomar medidas más rápidas para abordar este problema crítico.
Mientras tanto, el 57% de la gente piensa que se ha avanzado poco o nada para abordar la crisis climática.1 A pesar de la creciente preocupación, existe una brecha de acción significativa entre lo que los científicos dicen que hay que hacer para prevenir los peores impactos del cambio climático, y lo que los gobiernos, la industria y el público están haciendo realmente. 2 ¿Cómo podemos decir realmente si la defensa del clima tiene éxito?

La discrepancia entre concienciación y acción puede atribuirse a la forma en que nos comunicamos.
La forma en que hablamos del cambio climático -como científicos, ciudadanos, empresas y activistas- influye enormemente en la percepción pública del problema y de sus posibles soluciones.
A pesar de conocer la ciencia del cambio climático desde hace décadas, los países de todo el mundo siguen luchando por realizar los cambios sistémicos necesarios para alcanzar objetivos climáticos seguros y justos.

A menudo comunicada principalmente a través de datos y razones, la conversación sobre el cambio climático ha creado una cámara de eco para científicos y activistas.
Necesitamos urgentemente una intervención de comunicación que implique a los medios de comunicación, la cultura, los activistas, las empresas, los gobiernos, la comunidad científica y los ciudadanos.
Para ello, debemos abordar las barreras psicológicas al compromiso y la acción climáticos tanto a nivel individual como colectivo, así como considerar el papel de industrias como los combustibles fósiles y los medios de comunicación a la hora de acelerar u obstaculizar el progreso de la acción climática. 

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), por ejemplo, desempeña un papel fundamental en la comunicación sobre el cambio climático.
Sus informes pretenden informar a los responsables políticos y al público sobre el estado de la ciencia y los impactos potenciales del cambio climático.
Sin embargo, el lenguaje técnico del IPCC y su énfasis en las probabilidades pueden resultar difíciles y confusos de entender y comprender para los no científicos.
En cambio, el último informe de síntesis del IPCC utilizó un enfoque diferente, destacando tanto la amenaza del cambio climático mediante una «advertencia final», como haciendo hincapié en la esperanza y las soluciones con una claridad y urgencia refrescantes.3

Las ONG, los científicos y los funcionarios suelen comunicarse eficazmente sobre la crisis climática entre ellos, pero sus mensajes rara vez llegan al público.
Además, en la mayoría de los países, el clima no forma parte oficialmente del plan de estudios en las escuelas.
En consecuencia, muchas personas carecen de una comprensión básica de la ciencia planetaria, desde los estudiantes de secundaria hasta los dirigentes empresariales y gubernamentales.
La escasez de información sobre el clima atractiva y transformadora complica aún más la cuestión: Aunque existe un periodismo climático próspero, gran parte de él está oculto tras muros de pago.
Como resultado, mucha de la información sobre el clima que la gente recoge en Internet es inexacta o incluso engañosa.
Necesitamos una presencia más fuerte de los medios de comunicación para llegar al público y fomentar la voluntad política necesaria para un cambio significativo, y estamos empezando a ver que más financiadores dan un paso al frente para ocupar este espacio.
Sin un público informado y comprometido, es difícil tener la voluntad política necesaria para lograr los cambios que se necesitan: tenemos que conseguir que participe más gente para conseguir el apoyo necesario para los cambios políticos y la transformación social necesarios para un planeta habitable y un futuro sostenible.

Las comunicaciones climáticas tradicionales se han centrado en presentar datos científicos, subrayar los riesgos y las consecuencias, y apelar a la razón para impulsar la acción.
Sin embargo, la lógica y la razón no son el motor clave del comportamiento humano, sino nuestros valores, visiones del mundo y arraigo en los sistemas socioeconómicos.
Proponemos una nueva estrategia para superar las narrativas climáticas ineficaces y utilizar el poder de la narración para dar un nuevo impulso a la lucha contra las crisis conjuntas del clima, la naturaleza y la injusticia social: una colaboración mundial de comunicación sobre el clima(véanse las Conclusiones) que ayude a centralizar comunicaciones fiables, accesibles y procesables sobre el clima, tanto dentro como fuera de los espacios de defensa existentes.

Los gobiernos tienen la obligación formal, en virtud del Artículo 6 de la CMNUCC, de educar a los ciudadanos sobre el cambio climático, implicarlos en la elaboración de políticas y garantizarles el acceso a la información necesaria.
Pero a pesar de la creciente urgencia de la crisis climática, los ciudadanos marginados y económicamente vulnerables a menudo quedan excluidos de las conversaciones sobre el cambio climático.
La Acción para el Empoderamiento Climático (ACE) de la CMNUCC consta de seis principios básicos, como la educación, la formación, la concienciación pública, la participación pública, el acceso público a la información y la cooperación internacional, todos ellos esenciales para la participación pública y para que los gobiernos rindancuentas4.

Para crear un compromiso público significativo, las campañas audaces y positivas deben centrarse en fomentar un sentimiento de eficacia, empoderando a las personas y a las comunidades para que sientan que sus acciones pueden marcar la diferencia en la lucha contra el cambio climático.
Las comunicaciones eficaces sobre el cambio climático deben reflejar los valores, las identidades y las preocupaciones de las personas, al tiempo que ponen de relieve las acciones de sus iguales.
Los gobiernos deben dar prioridad a la participación pública combinando las ciencias sociales, la comunicación y la experiencia política con las aportaciones de las empresas, los ciudadanos y las comunidades.
Como las actitudes y preocupaciones sobre el cambio climático siguen cambiando rápidamente, la gente está ansiosa por el cambio y busca apoyo e información sobre cómo implicarse.
Impulsando el compromiso público, los gobiernos pueden aprovechar este creciente impulso para la acción transformadora.4

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Breve historia de la crisis climática

El mundo se ha calentado alrededor de 1,3 grados centígrados desde el inicio de la Revolución Industrial, y el Sexto Informe de Evaluación del IPCC pintó un panorama urgente que fue ampliamente calificado de «código rojo para la humanidad»: Ahora es inequívoco que la influencia humana ha provocado cambios rápidos y generalizados en el planeta, que afectan a los extremos meteorológicos y climáticos en todas las regiones del planeta.
A menos que se produzcan pronto reducciones profundas de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, se superará un calentamiento global de 1,5°C y 2°C durante el siglo XXI.

Notas

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