Una nueva era en las comunicaciones climáticas

"Para convertir la conciencia en acción, debemos pasar de los mensajes basados en datos a narrativas emotivas y centradas en el ser humano. Para que la gente pase de la simpatía a la empatía y el cuidado verdaderos y profundos, no basta con contar historias, tenemos que hacer que la gente las sienta".

KWAME TAYLOR-HAYFORD

Red winged fairywren

La crisis climática es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad, pero también nuestra mayor oportunidad para construir un futuro mejor y más sostenible.
Pero para hacer esto, tenemos que reconocer la necesidad de reenfocarnos.
La crisis climática no es un problema aislado, sino que está estrechamente relacionada con la justicia social, la estabilidad económica y los ecosistemas naturales que sustentan toda la vida en la Tierra.
Para abordar esta policrisis de manera efectiva, debemos verla a través de una lente multifacética e interseccional.

Para abordar lo que llevó a la falta de participación activa y alfabetización que vemos hoy, debemos rebobinar , comprender la larga historia de desinformación del sector de los combustibles fósiles, agravada por el lavado verde de marcas e industrias, así como las iniciativas que desafían efectivamente las prácticas que socavan nuestros esfuerzos colectivos de sostenibilidad.
Al comprender mejor estos desafíos, podemos construir nuevos marcos que sean más resilientes frente a las amenazas de la desinformación y el lavado verde.

Muchas de las narrativas climáticas que utilizamos no son necesariamente las más efectivas y, a menudo, distantes de la experiencia vivida de muchas personas.
Es hora de repensar estas narrativas, estructurándolas de una manera que resuene con el público.
Pero para dominar realmente el arte de la comunicación impactante, debemos profundizar más, con el objetivo de reconfigurar nuestra comprensión de cómo nuestros cerebros procesan los mensajes sobre el cambio climático.
Con los conocimientos de la psicología y la neurociencia, podemos crear campañas que resuenen con las masas.
Nuestro llamado a recrear las comunicaciones climáticas no es solo una opción, sino una necesidad: al enmarcar nuestros mensajes de una manera que equilibre la urgencia con la esperanza y los pasos factibles, podemos empoderar a nuestras audiencias, fomentando un sentido de agencia e inspirando la acción colectiva.

Pero no se detiene en el rediseño de nuestros mensajes, sino que también debemos reimaginar nuestras visiones del futuro.
Basándose en la experiencia de clase mundial en medios de comunicación, publicidad y marketing, y en su huella intelectual, los creativos pueden potenciar las comunicaciones, la alfabetización y la acción climáticas por igual.
La industria creativa es muy prometedora para liderar esta transformación y enfatizar el caso de la sostenibilidad en la comunidad empresarial, inspirando un esfuerzo global para volver a comprometerse con un enfoque agudo en la sostenibilidad y la transformación genuina.

La transformación no se trata solo de adaptarse, se trata de enfrentar la realidad y actuar en consecuencia.
Debemos resistir el statu quo que ha creado esta amenaza global a la que nos enfrentamos ahora.
El surgimiento de una ciudadanía activa, el poder del movimiento juvenil por el clima y el aumento de las influencias que utilizan su alcance para impulsar la defensa del clima son testimonios de esta resistencia.
Sobre la base de la ciencia, la creatividad y la defensa, estamos listos para reiniciar una nueva era de comunicaciones climáticas.
Al aprender de los esfuerzos exitosos del pasado y aprovechar sus lecciones, podemos reimaginar el futuro y construirlo activamente, dando forma a visiones que inspiren y movilicen un impulso global para la acción climática.

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Lecciones aprendidas de otros esfuerzos

La retórica del cambio climático ha llevado a la gente al fatalismo, la apatía, la parálisis, la desesperación o, lo que es peor, la indiferencia.
Durante décadas, la historia de la crisis climática se ha contado principalmente a través de estadísticas, tablas y gráficos o a través del prisma de sus dramáticas consecuencias: huracanes, inundaciones, especies en peligro de extinción, casas en llamas…
Este enfoque, que oscila entre lo cuantitativo y lo alarmante, ciertamente ha creado conciencia sobre el problema, pero no ha logrado inspirar la acción urgente y significativa necesaria para construir un futuro mejor.
En ese sentido, la crisis climática es también una crisis de imaginación y narración.

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